5:35

Historia de una obsesión (3)




Estoy cansado, de mal humor… realmente agotado; física, mental y emocionalmente. Hoy he roto con mi novio y aunque no le amaba, jamás le amé, tampoco es que no sintiera algo por el. No solo como amante, sino también como persona, así que hemos quedado como mejores amigos. Después de todo, últimamente eso era lo que éramos… y de pareja solo teníamos el nombre. Él no me ha reclamado nada y yo tampoco a él, pero ambos sabemos que cada quien tiene un nombre; en su cabeza no es el mio y en la mía un nombre que no es el suyo. Lo hemos dejado y la vida sigue, pero ahora que no está me doy cuenta que esa relación me consumía demasiado sin darme nada a cambio; ahora me siento demasiado ligero sin ese peso…


<Empiezo a añorarlo.>


Y con ese último pensamiento mis ojos se fueron cerrando y mi cuerpo empezó a relajarse: Morfeo, mi amante preferido, me abrazaba como solo él sabía hacerlo. Cuidándome, dejándome ser en él y él en mí… pero justo antes de caer rendido ante su encanto le fui infiel: Ángelo estuvo allí, adueñándose de los últimos segundos que aun no me arrebataba el dios del sueño.


Esa mañana me desperté como siempre. Todo parecía normal, sin alteración alguna y así fui a la escuela. 


 -Hola Gustav –me saludo esa mañana Ney, quien para mi sorpresa estaba demasiado tranquilo, demasiado callado en comparación con como era normalmente, pero no le dije nada. Al verlo tuve el presentimiento de que algo tenía que ver conmigo y le estaba afectando. Pero aunque quise pensar que tendría que ver también con Ángelo me negué a hacerlo. No me gustaba como ese nombre últimamente aparecía en cada conversación y en cada pensamiento que tenia incluso durmiendo, por lo que estuve agradecido de que ese día Ney empezara a hablar de uno de sus tantos amantes en vez de mencionar el nombre maldito.


-¡Soy un puto pendejo de mierda! ¡Me odio!
-Si, eres un pendejo de mierda y puto también. –Contesté con tranquilidad e incluso diversión mientras veía a Ney dando vueltecitas en el mismo lugar, gesticulando, hablando. –¿pero por qué te odias?
-Hoy me enteré de algo que prefería no haber sabido nunca: Max quiere a otra persona. Sigue enamorado de su pareja anterior y a mi no me ama, solo me quiere. Según yo, porque le he seguido y no me he despegado de él por meses. Patético… ¿no? Una amiga suya me contó que él no me ama, solo me quiere.


Mientras Ney hablaba yo no podía dejar de pensar en Ángelo porque… ¿no se supone que era a quien Ney amaba? ¿Quién era Max? Pero no le pregunté, solo me quedé mirándolo y el continuó.


-¡O sea que no me ama, solo me quiere y no sabe como decírmelo! Que no me quiere hacer sufrir. ¡Maldito bisexual lo odio!
-No creo que tenga que ver con su preferencia sexual… -le dije con toda la tranquilidad que no sentía. Ney me desagrada demasiado, aborrezco como piensa, como habla, como se mueve… pero tal vez es solo porque él tiene en sus manos algo que yo no poseo. Es feo, es sucio que me sienta así por eso y odio caer tan bajo aborreciéndole por envidia. Si, con esa conversación descubrí que le envidio.
-Siempre me va mal con los bisexuales. Debería hacerme gay y quedarme con Ángelo. Aunque me “induciera” al alcohol y las drogas.
-Se dice indujera… -le corregí. Pero estaba demasiado molesto ¿Cómo se atrevía a tomar a Ángelo como simple consuelo? Tenia que ser al revés ¡Todo al revés!
-Calla. Estoy que me muero. No puedo comer, no puedo dormir, solo llorar. ¡Malditos hombres con polla y sin cerebro! Ama a una puta de mierda que tiene como… ¡14 años! O 15 no se, pero ¡es una puta niña ¡verga! ¡No sabe lo que es amar! O querer, muy apenas sabrá masturbarse… no he dormido en toda la noche y traigo un dolor jodido en el pecho y el estomago. Mi madre se impactó, porque ayer hice en casa todo lo que ella normalmente me pelea para que haga, pero es que solo pensaba en Max. En la noche empapé las sabanas; lloré solo, en silencio… no puedo creer que ame más a una puta de 14 años o lo que sea.
-Sí –dije suspirando mientras me acercaba a él –el amor es una mierda –y le abracé. No fue un abrazo hipócrita, en verdad a pesar de creerle exagerado y no acabarme de creer el cuento me daba cierto grado de lastima verlo sufrir así por alguien que amaba. Aparte claro, de que me sentía de alguna forma mas cerca de mi pequeña obsesión, pues si él no le amaba, probablemente Ángelo tampoco a él.
-No se por donde empezar. No me he desahogado y vengo a contártelo a ti…


<Si, justo a mi vienes a hablar del tema> pensé. 


–Porque sé que me escucharás y me tranquilizaras un poco. Me siento como una mierda.
-Sí, te escucharé… entre otras cosas como darte un sape. –Pero a Ney, como siempre, aquello no le importó mucho. Es mas, creo que ni siquiera me escuchó.
-Esa chica, la que el ama, se fue y lo dejó: ojala no regrese porque lo quiero enamorar. Quiero que cumpla las cosas que me ha prometido… yo tenia un concepto diferente de el… ¡Fuck! Que me den por pendejo con un tubo metálico por el culo ¡Por puto pendejo!


Me eché a reír. Imaginarme a Ney en 4 patas con un tubo metálico entre las nalgas fue demasiado para mi. Él no dijo nada, siguió hablando como si yo no hubiera abierto la boca pero igual me disculpé porque echarme a reír tan repentinamente me pareció fuera de lugar pero a él no le importó. Luego me mostró una foto del tal Max y siguió hablando.

-Maldita sea… ¡Lo amo!
-Creo que me hago viejo… -dije, pensando en que su concepto de amar y el mio eran totalmente diferentes –pero aun así te entiendo. A ver dices que “su” amiga te ha contado ¿por qué no te tomas un vaso de agua, te tranquilizas y le preguntas directamente? Díselo sin histerismos y maduramente aléjate si resulta que todo lo que ha contado su amiga es verdad: cierras el capitulo y empiezas una historia nueva.
-No quiero. Soy imbécil, me aferro a las personas que amo aunque me maltraten… única falla que tengo. Pero cuando me votan de forma fea o me dicen la verdad rudamente, me molesto y me alejo para siempre. Aunque nunca le olvidaré…
-Pues jódete. Tú le lo buscas; amar a alguien que no te ama es una perdida de tiempo.
Y así continuó Ney con sus alaridos de perro atado sin agua y sin comida hasta que sonó el timbre que daba inicio a las clases: pero yo estaba como anestesiado. Las palabras de ese idiota diciendo que amaba a ese tal Max y que adoraba estar con él, me tenían en un estado ambiguo; por un lado sentía lastima por él y por el otro tenia rabia. Yo no era quien para juzgarle y Ángelo propiamente dicho tampoco es que fuera un íntimo amigo… sin embargo aun seguía dándome vueltas en la cabeza esa frase de Ney:


“Debería quedarme con Ángelo”


¿Por qué ese imbécil se atrevía a tratarlo como un plato de segunda mesa? Yo no conocía a Ángelo como lo conocía Ney ¿Por qué entonces era yo quien pensaba en eso? 


<Yo no soy quien para inmiscuirme. Ellos tal vez tienen un arreglo, llevan su relación así… así tal vez, lo quiere Ángelo> Pensé. Y es que era imposible que este último no supiera en lo que andaba Ney siendo que con quienes estaba no hacían nada para cuidar su reputación. Al contrario, yo diría que mas bien ellos le colocaban el letrero de puto en neón sobre la cabeza acosándolo como lo hacen: en donde lo encuentran le meten mano… entre otras cosas sin importar que esté en la puerta del salón de clases y si hasta yo lo he visto, me imagino que Ángelo también. No entiendo por qué Ney permite ese trato.


Esa tarde esperé a Ángelo. Fui a la clase de literatura porque de verdad me había gustado pero cuando esta terminó fui directamente con él.
-A.N –le dije suave al oído, lo mas cercano que la decencia hacia posible, por lo que algo sorprendido se volteó y me saludó.


-¿Como estas Gustav? –y sonrió. ¿Es que no se daba cuenta que tenia que luchar conmigo mismo para no “echármelo al plato” ahí mismo?
-Bien… ¿y tu mi estimado? –Yo también sonreí. Me pregunto si al hacerlo dejé al descubierto mis ganas: seguro que si. Soy bastante transparente y además él no es imbécil.
-Bien, gracias. La vida me trata como siempre lo hace; soy yo quien le trata mejor.
-La vida es puta ¿te la coges bien?
-Sí, le doy por donde le gusta.
-Si, es lo mejor. De lo contrario te coge ella… y sin lubricante.
-A mi nadie me coge. Y si pasara, ese no vivirá para contarlo.

<¿Me estas retando? No… tal vez es que no sabes cuanto me gustan los retos. Tal vez tampoco sabes cuanto amo que un no rotundo se convierta en un si entre jadeos. De hecho, mejor si ese “sí” no me lo da una boca, sino un cuerpo sudoroso, jadeante… debajo del mio.>

Y en eso tras una breve pausa hablamos al mismo tiempo sin querer:
-A.N. ¿Puedo hacerte una pregunta algo personal?
-En fin ¿en que estás?
Sonreí, tras lo cual Ángelo contestó: Adelante. Sin embargo a mi no me gusta dejar preguntas en el aire porque odio si me las dejan así cuando las hago, por eso conteste a su pregunta inicial para poco después seguir con lo que iba.
-Pues… trato de averiguarte la vida. En fin ¿Qué tan estrecha o intima es tu relación con Ney?


Ángelo pensó un momento y me pareció tan adorable… fueron solo unos segundos, pero fue el tiempo exacto: lo suficiente para que quedara claro que le importaba y también el necesario para dejarme saber que era una respuesta honesta la que me daría.
-Bueno, nos conocimos hace bastante y de alguna manera nos unimos primero con una amistad; luego pensé en tener una relación o sea un noviazgo con él y así salió. 


<¿Novios? Vaya, cuan equivocado estaba… > Pensé, pero no le interrumpí. Le dejé hablar porque quería, necesitaba todos los detalles.
-Luego yo decidí que no continuaría con la relación, así que la terminé, y actualmente quedamos como buenos amigos.
-Ah… ¿Se puede saber por qué le dejaste?
-Bueno, eso es algo que no diré. Pero no tiene que ver con que tenga una relación extra. Simplemente creo que las relaciones no son para mí.
-Interesante...
-¿Por qué sería interesante?
-Tu opinión sobre las relaciones me pareció interesante.
-Y cuéntame ¿Por qué preguntas sobre eso?
-Tenía curiosidad.
-En ese caso, eso sonó tierno –y volvió a sonreír… desconcertándome. Su manera de llenar espacios con sonrisas cuando lo que cabía eran palabras hizo que desconfiara de él y estuve, aunque no se si fue evidente, a la defensiva.
-¿Por qué?
-Es placer para mí, observar que preguntan sobre mi vida por un interés que no me dan a conocer. Porque se preocupan por ella.
-Ah pero si el interés ya te lo dije: curiosidad.
-Por eso, la curiosidad es algo que me gusta cuando preguntan de mi vida, y más cuando a ciencia cierta no sé porque lo hacen.
Ahora fui yo quien sonrió, porque ese sentimiento de antes podía reconocerlo y lo hacia, ahora brotando en cada respiración de Ángelo y fue como la exquisita sensación que me recorre la piel justo antes de llegar al orgasmo.
-Si, estando en tu lugar opinaría igual.
-¿qué es estar en mi lugar?
-Es exactamente eso: mirar en el mismo ángulo que tu.
-Bueno, si sabia lo que era pero la pregunta es ¿Qué es mirar desde mi ángulo?
-Tal cual te lo he dicho. Ni más, ni menos.


Tras esas últimas palabras se hizo entre nosotros un silencio que no me incomodó para nada. ¿Como podría hacerlo? Él me había mostrado sin querer, mucho de lo que yo quería y no precisamente sobre su relación con Ney, eso no me interesaba tanto, era de su forma de ser que me había mostrado más de lo que yo mismo estaba dispuesto a mostrarle de mí. Si, con esas simples preguntas/ respuestas.

-Vale… bueno, nos vemos luego.
-Hasta luego. –Le respondí con una sonrisa, fingiendo que había olvidado algo y por eso por esta vez no me iba con el. Sin embargo la verdad era que solo necesitaba un tiempo a solas para mi primera masturbación mental: estábamos cerca y cada vez un poco mas.


1:10

Historia de una obsesión (2)




Hoy llegué a la escuela y por lo menos ahora no me mentiré: vine específicamente a ver a Ángelo. ¿Por qué? ¿Para qué? No lo sé e intentar dar cualquier razón seria mentir porque de verdad que no tengo la mínima pista de por qué quiero verlo: pero es así.
-¡Gustav… te mataré!
Vaya… así que ya se dio cuenta. No, espera… ¿De qué se dio cuenta?
-Hola Ney, buenos días. –Dije con una sonrisa que estoy seguro reflejaba bien mis sentimientos ante la persona que gritando de esa manera, a esa hora y sin siquiera saludar se me acercaba; era esa una de las tantas cosas que odiaba de Ney. Él no podía decir las cosas o no decirlas: no, esto ultimo nunca, otra cosa que me hacia hervir la sangre. Lo suyo era correr, echársete encima y gritar, o gritar, correr y echársete encima.
-¿Eres adivino o qué? ¿Haces pacto con el demonio o que? ¡Ángelo me lo ha dicho! ¡Anoche mismo me lo dijo!
-¿Qué cosa? –le respondí, por primera vez durante los pocos meses que teníamos hablando con verdadero interés.
-Me ha dicho que quiere contigo. Le pregunté “¿te agrada?” me dijo que si ¡y yo le dije que no! Entonces me dijo que por qué yo si y el no. ¿Como lo supo?
Ah si, al final si tenia que ver con algo sobre enterarse. Pero es que para mi está claro: Ney se acuesta con muchos y se jacta diciendo que Ángelo lo adora, que solo se acuesta con el y que no es capaz de hacerlo con nadie mas cuando él, por el contrario lo hace con muchos, se enamora y hasta a mi se me ofrece en bandeja. Aunque por suerte hacen exactamente dos días que ya no se me ofrece. Creo que por fin ha entendido que con él, no quiero tener ni el mínimo roce.


-Ney, me parece obvio. Si te llaman, si te tratan de  la forma en que te tratan esos con los que estas… a mi me parece motivo mas que suficiente para lo que te ha dicho.
-Esos malditos, los odio!


Y ahí empezó la rabieta de Ney. Vestida de improperios, de maldiciones y de vez en cuando de lagrimas. No sé si por maldad, porque en el fondo soy amable o como premio por contarme sobre Ángelo pero tras un rato de verlo patalear y pelearse con el aire, sin ni siquiera mirarlo le dije:


-No te preocupes, no haré nada con el. Sabes que tengo novio y además, estoy realmente muy ocupado; no todos vivimos solo para tener sexo, hay otros que estudiamos. ¿ O es que acaso no sabias que ahí estaba el misterio? Pues si, por eso nunca me va mal en los exámenes. 


-Calla Gustav.


Si, esa es la respuesta de siempre, ya la esperaba. Así como también cuando viendo que yo no iba a decirle una sola palabra mas, dio la espalda y se fue por donde había venido. Era tan simple… que me desconcertaba. Cuando Ney hablaba y oía algo que no le gustaba, o sea cuando se le decía una verdad, esa era su respuesta siempre. Era aburrido y yo cada vez entendía menos por qué Ángelo aunque fuera de vez en cuando, le siguiera dedicando tiempo. Pero yo no quería pensar en Ney y su estupidez, yo solo quería pensar en Ángelo. Así que quería hacerlo conmigo… que interesante, pero creo que desecharé la oferta. Lo deseo, demasiado lo deseo, pero no pienso participar en su juego con Ney; yo quiero jugar, pero en esa mesa solo caben dos. Si esta aburrido de su “fondo venidero” como me imagino está, entonces que le deje: yo no estoy dispuesto a ser solo quien le quite el aburrimiento. Y ahí sonó el timbre, por lo que me apresuré a ir a clases. Hoy probablemente no vea a Ángelo, pero esta bien porque de todas formas… yo no tenia nada importante que decirle.

Las horas pasaron con la lentitud de un suero hecho con miel de abejas… pero Ángelo, mi pequeña obsesión, no había permitido que la belleza de sus ojos oscuros, desafiantes, se tragaran mi mirada. Me gustaba la forma en que sus ojos como dos puertas a una dimensión desconocida se fijaban en los míos, me sostenían la mirada, como nadie mas lo hacia y pensando en ellos sonó una vez mas el timbre; ahora el que marcaba el fin a las tortuosas horas en las que no era dueño de mi, porque siempre estaba pendiente a que apareciera él en mi camino.

-¡Gustav!

No otra vez. No bien había pisado el pasillo que daba a la salida cuando Ney, que parecía tener un radar especial ya estaba llamándome… y no había forma de hacer que no le oía porque todo el mundo se volteó a mirarle. Muéranse todos, hijos de puta arrabalera. 

-Hey Ney –traté de ser lo mas agradable posible porque en el fondo, aunque no sabia muy bien por qué, me sentía un traidor.
-¿Qué harás?
¿Eh? ¿Ya sabe que no se si tirarme al polvete suyo por la derecha o por la izquierda?
-¿Con qué?
-¡Ahora tonto! Que el qué harás cuando salgamos de aquí.
Y sin esfuerzo alguno en fracciones de segundo se me ocurrió:
-No saldré de aquí ahora, tengo algo hacer con mis compañeros. ¿Necesitabas algo? <¡Ja! Yo tan amable. No es raro que se me ame tanto.>
-No en realidad… pero hace mucho que casi no hablamos, te extraño.
-Lo siento Ney, pero ya se acerca el fin de semana, seguro tendremos mas tiempo.


Y así, dejándole con cara de gatito mojado bajo lluvia de Mayo me fui a “reunir con mis compañeros.” Debo decir que aunque yo sintiera que había mentido no lo había hecho en lo absoluto, porque ciertamente a donde iba sí que había varios compañeros de salón, así como también era dentro de la escuela y era por supuesto, una clase. Solo que yo no estaba obligado a ir, solo iba porque no me daba la gana de salir con Ney quien en realidad es muy atractivo: tiene el cabello de un rubio puro, absoluto, que si la Barbie tuviera vida seguro se ponía celosa. También tiene los ojos de un azul tan limpio que a mi me parecía increíble que no me atrajeran en lo mínimo, eso sin contar que tanto su cuerpo como su piel, son hermosos, perfectos… realmente Ney es un chico muy guapo, pero a mi me parece el ser mas desabrido sobre la tierra; todo lo contrario a Ángelo.


El pasillo por el que fui ya estaba vacío a esa hora, pues los estudiantes regulares ya se habían ido a casa y los que pertenecían a esa clase a la que me dirigía ya estaban dentro del salón correspondiente, por lo que en el camino fui haciendo sin interrupción alguna lo que últimamente tanto me gustaba hacer: pensar en el objeto de mis mas oscuros deseos. Por eso al llegar a la puerta y abrirla lo hice como por automático y así me senté en el primer asiento que encontré que además estaba en excelente posición para ver a quien en medio del salón al parecer justo acababa de leer algo, pues empezaban a dar opiniones de esto y aquello, a preguntar… ah que aburrimiento. Amo la lectura pero en ese preciso momento no estaba ahí, solo mi cuerpo, porque el alma estaba dando vueltas sin encontrar donde asentarse… hasta que alguien se levantó y empezó a contar una historia; sin leerla, de memoria, con los ojos ardiendo, vivos como fuego y la voz… su voz llenó cada rincón de ese lugar que ante él se hizo grande y pequeño a la vez, a medida iba avanzando la historia que nos hacia.  No voy a decir que era perfecta la historia porque no era así y yo por mucho que me encienda alguien soy imparcial a la hora de juzgar, sin embargo su forma de relatar era única, estaba viva, me tenia hechizado, preso y sin posibilidad de escape por el tiempo que él quisiera; eso era mágico y es algo que casi nadie tiene. Al final parece que Ney tenia razón, porque había ciertamente, magia en Ángelo. Una magia que hizo a mi alma calmarse y alborotarse al mismo tiempo, que me hizo amarle, odiarle, rendirme ante él en secreto, queriendo ser suyo a pesar de que estuviera con ese idiota. Por suerte, el relato acabó y solo quedó en mi mente, grabada a fuego su voz y en la retina la gracia de sus movimientos. Creí que ya todo estaría normal, pero entonces antes de sentarse fijó sus ojos de diablo en los míos y fue como si mil voltios me pegaran, sin embargo orgulloso como soy, solo sonreí y él me guiñó un ojo porque es coqueto, es provocador y además es tan vanidoso como yo; cree que todo el mundo le tendría que amar solo por ser el, quien es nadie, pero por increíble que parezca… su formula funciona. 


Dos horas después de haber entrado la clase había terminado. Pero la gente no se iba a su casa corriendo como si le estuvieran persiguiendo para matarle si no que se iban tranquilos, hablando unos con otros… la verdad, es que el ambiente era muy relajante y aunque había ido solo por deshacerme de Ney, había terminado incluso participando, aunque sin ninguna historia. Solo dando opiniones y compartiendo con los demás; lo hice además, con honesta comodidad, olvidando incluso que allí, a solo dos asientos de mi estaba él, el motivo encarnado de lo que por primera vez en mi vida me obsesionaba. Algo que además, estaba vivo.


-Confieso que al atravesar la puerta no sabia lo que me iba a encontrar –dije caminando a su lado cuando ambos coincidimos en la puerta –realmente me ha gustado, pero además tu relato fue… sinceramente me impresionó.
-Gracias –me dijo. Y yo me pregunté si acaso había encontrado a alguien con el ego más grande que yo porque, ¿que tal si me había impresionado en el mal sentido de la palabra? Y continuó –no esperaba que te gustara tanto, pero me alegro. Y… ¿que esperabas encontrar?
-No lo sé como ya te dije, pero tampoco tenia idea de que lo que fuera que hubiera me iba a resultar tan agradable. 


Pasamos como 15 minutos andando uno al lado del otro vistiendo ambos igual: una camisa blanca y pantalones blue jeans que era el uniforme. En realidad no tenia nada de especial esa vestimenta, pero en el quedaba que daban ganas de empujarlo al primer callejón y violentar su cuerpo hasta que desapareciera ese odioso y abrumador atractivo que tenia. ¿Y como se veía físicamente Ángelo? Pues, estoy seguro que para muchos tendría un físico que no sobresalía del montón; tenia el cabello oscuro suavemente ondulado, castaño y sus ojos como ya he dicho antes también eran oscuros, pero negros, como dos ventanas dejadas descuidadamente abiertas en una noche sin luna ni estrellas. Su piel era ligeramente tostada, como color arena pero su boca… esa reunía y luego multiplicaba toda la provocación que contenía en el alma ese cuerpo que por cierto, este ultimo era bien proporcionado, alto y sin una pizca de nada que sobrara. Yo tampoco estoy mal, en lo absoluto; tengo los ojos almendrados, verdes, el cabello negro lacio y la piel color caramelo. Mi cuerpo es de dimensiones similares a las de Ángelo pero yo soy algo mas musculoso, ya que Ángelo es muy natural y yo sin embargo si bien no soy un obseso con las pesas, de vez en cuando las hago, así como también cuido mi alimentación, cosa que Ángelo no hace en lo absoluto. 

-¿Voy con Ney, vendrás?
-En otra ocasión, hoy no puedo.
-Lastima. Bueno, hasta mañana.
-Bye.

¿Serán normales esas ganas de matarlo? No me refiero a matarlo a besos o algo así, me refiero a literalmente matarlo; con mucha sangre, morderlo, golpearlo… sentir su vida resbalarse por mis manos y caer desde mis dedos hasta el suelo. No entiendo, no me entiendo… pero le odio. Creo que estoy volviéndome loco.

5:34

Historia de una obsesión


He perdido la cuenta de las veces que me han dicho “¡escribe!” o “¡termina tal cosa!”. Es que tengo poco tiempo y además, escribir una historia no me da tanta satisfacción como cuando roleo. Así que en estos días pensé: ¿que tal si combino ambas cosas? Y más por curiosidad que por amor a escribir, he decidido “dar a luz” este bebe; aquí se los dejo con la esperanza de que crezca y se haga adulto. 
Se aceptan criticas; quiero ser una buena madre con mi bebe.

N,G y A.


¿Por qué alguien tan interesante y tan inteligente es amigo de una persona tan estúpida? La respuesta es fácil: le usa. Sin embargo yo creo que aparte de la necesidad de tener a alguien a quien servir de dios, también debe haber algo mas allá que le guste de ese imbécil, de ese perfecto ejemplo de lo que es ser un desperdicio de ovulo y esperma que es Ney; el amigo con “ciertos derechos” de Ángelo.
Ney… ¿Cómo describirlo exactamente? No, no tengo palabra exacta que le haga justicia a su genialidad para ser una persona completamente indeseable. Y yo me pregunto eso sobre Ángelo “¿Qué le ves?” Pero la misma pregunta podría alguien hacérsela sobre mí y Ney: Gustav, que le ves a Ney? Y aquí el por qué pienso aquello sobre esa relación confusa para mi, que sostienen Ángelo y ese imbécil.
Estamos los tres en la misma escuela pero no en el mismo salón, sin embargo Ney y yo coincidimos una vez en casa de un amigo en común y desde ahí, él empezó una amistad totalmente unilateral conmigo. Luego yo mas por aburrimiento que porque me agradara, también porque soy vanidoso y el me mostró interés sexual, yo decidí ser un poco mas amable con el… aunque sin llegar a darle ni un beso, que quede claro.
Un día hablando con Ney, escuchándole hablar sobre su estúpida vida y sus fracasos amorosos, llegó a colación el tema más interesante del que le he oído hablar: Ángelo.
-¿En serio?
-¡Si! Es genial. Él es tan inteligente, tan guapo, se muere por mi y yo por el. Y en la cama… uff... ¡Es fantástico!
-¿En serio? Vaya, toda una joya. No le dejes ir.
Siempre que él me hablaba de esa otra persona pensaba que lo hacia, aunque no se por qué, para lucirlo y que yo sintiera envidia de él. Pero… ¿Por qué iba yo a sentir envidia? Yo tengo novio, amantes y miles de personas queriendo aunque sea tener conmigo una conversación… cosa que Ney sabe de sobra. De hecho fue ese el tema de conversación que puso para hablar conmigo por primera vez. Y así el tiempo fue pasando, aparentemente me hice amigo de Ney y luego conocí a Ángelo. Ángelo… ¿Cuándo te hiciste tan importante para mi? ¿Por qué? ¿Acaso algo de verdad había en las palabras de ese tarado? ¿Existe en ti esa magia que transforma todo… como dice Ney? Algo me dice que probarlo seria lanzarme al vacío cuando al caer me esperaran puntas de lanzas hacia arriba o por la altura antes de llegar al suelo moriré. Pero aun así… muero por hacerlo; quiero intentarlo aunque no salga vivo de esto. Aun así, solo hablo de lo que quiero, de lo que se me antoja contigo, no de que me vaya a dejar llevar por el deseo de poseerte, de quererte solo mio.