9:03

Vampirismo en Second Life.






Uff… tenia mucho sin escribir algo y eso que estoy de vacaciones, pero es que últimamente ando enviciada y media: Second Life.
Tras haber pasado por un par de experiencias allí, pretendo escribir y describir algunas de ellas porque hay cosas que no he visto explicadas en ningún sitio, en ningún idioma, o vienen mal explicadas, incompletas o es tan vieja la información que –al menos a mi- deja la duda de si eso es así aun. 

Ser vampiro en Second Life: mordidas y demás.
¡Hay vampiros en Second Life! Yo si vi cuando estaba creando mi avatar, que podías escoger avatar vampiro, sin embargo creí que esto solo marcaba el aspecto de tu avatar: no es así. Los vampiros en Second Life chupan “sangre” de tu personaje.


-¿Qué pasa si me muerde un vampiro?
No pasa nada. No pierdes tu avatar, este no cambia su apariencia, no pasa nada de nada que afecte tu disfrute en el juego. Sin embargo como Second Life es una imitación casi perfecta de la vida real: tu personaje tiene “alma” y quien te muerda por primera vez, se queda con ella si decides hacerte vampiro –comprarte un HUD - o tu alma “se queda en el limbo” si decides no convertirte –o sea, si decides no comprar el HUD.-



-¿Cómo es que te muerden? ¿Cómo sucede?
Lo primero es que si algún vampiro quiere morderte te aparecerá una notificación de que un objeto Bloodlines desea efectuar animaciones en tu avatar. Puedes ignorarlo, cancelarlo o aceptarlo. Si lo aceptas, veras como ese otro avatar se acerca al tuyo, lo muerde y al terminar  te deja un objeto llamado “bite marks” –marcas de mordidas- que son solo eso, marcas de mordidas que te puedes poner si quieres. 


-¡Tengo curiosidad! Si veo un vampiro le dejare que me muerda.
Momento. Si bien es cierto que no afecta en nada a tu avatar, puede llegar a hacerlo si por ejemplo –como me paso- quieres que alguien en especifico te muerda, porque nadie mas podrá morderte después de que alguien te lo hayan hecho, salvo que te hagas vampiro o que quien te vuelva a morder sea la misma persona que lo hizo la primera vez. 

-¡Me han mordido y yo no quería! ¿Cómo puede mi avatar tener su alma de regreso?
Tomando una poción de ajenjo -wormwood potion- que puedes encontrar en tiendas especializadas. Lo malo es que esta poción no es gratis, aunque tampoco cuesta mucho dinero. Tampoco te importara pagarlo si realmente quieres tu alma de regreso.


Pocion de Ajenjo


-No compre la poción tras ser mordido por alguien que no quería pero me quiero comprar el HUD de vampiro –Bloodlines- ¿En que me afecta?
En nada. La primera persona que te mordió, después de comprar el HUD y lo uses “tendrá tu alma”. Es casi como si esa persona te convirtiera y no te afecta. Sin embargo si luego quisieras darle tu alma a alguien en específico, siempre puedes comprar la poción de ajenjo y así quitarle tu alma a la persona que inicialmente te mordió para dársela a alguien más.

-Soy un vampiro y otro vampiro me quiere morder ¿Qué pasa si acepto?
Cuando compras el HUD Bloodlines empiezas siendo 100% humano independientemente de que te hayan mordido. Así que es muy posible que siendo vampiro, aun conserves tu humanidad. Esta se ira con varias mordidas que te de otro u otros vampiros y no pasa nada, pero al llegar tu humanidad a cero si alguien te muerde, tu pierdes tu sangre y eso no es bueno. Así que mejor no te dejes morder salvo que sea por ejemplo, por tu pareja o por alguien que adrede quieras te muerda.




-No quiero ser vampiro, quiero ser humano que viva entre vampiros y quiero ser mordido. ¿Se puede?
Si. Para eso solo tienes que comprar un HUD Bloodlines para humanos. Así podrás dejarte morder una y otra vez por quien quieras sin perder tu humanidad, solo que deberás alimentarte de unas manzanas que también hay que comprar. Al final la decisión se resume en si estas dispuesto a gastar un par de dólares reales o no. Tú lo decides.


9:21

Historia de una obsesión (7)







-¿No te gusta que nadie te domine?

-No.  No me gusta. Y no me hace falta probarlo para saberlo; lo sé porque solo de pensarlo  se me salen las ganas.

-¿O sea que te causa placer que te dominen, pero no quieres aceptarlo? –Dijo con un tono de voz tan inocente que de no estar frente a ese par de ventanas abiertas en la oscuridad que eran sus ojos, tal vez no me habría dado cuenta de que buscaba molestarme… y lo logró de todas formas.

-No, al contrario. No importa cuanto deseo sienta por alguien, el simple hecho de imaginarlo queriéndome dominar, hace que deje de desearlo al instante.

-Brutal. Pero… eso podría ser una excepción. De pronto encuentres alguien que te cause fascinación para experimentar que es sentirse dominado. Porque no simplemente es ser flexible…

-No lo sé. Hubo un tiempo en que tenía esa curiosidad, pero las veces que pensé en probar terminaba haciendo lo de siempre; estaba arriba. Sinceramente Ángelo, no creo que exista placer mayor que el de dominar. Sentir… ese control no en tus manos, sino en el cuerpo ajeno y que de él llegue a ti… es indescriptible, excitante de solo pensarlo.

Y mientras hablaba, yo no podía pensar en otra cosa que en tener su cuerpo bajo el dominio del mio. Lo veía en mi cabeza peleando, negándose a ser tomado por mí. Justo en ese momento, tenia fantasías de nosotros: yo con el rostro sangrante por culpa de sus golpes y él sangrando también, pero de entre sus piernas,  mientras yo me empujaba en su interior manchándome la piel con su sangre y mi sexo… palpitando en su interior. La fantasía terminó cuando él volvió a hablarme.

-Bueno, en ese caso no puedo decir nada. 

Si hubiera alguien siguiéndonos los pasos, mirando cada momento que pasábamos juntos y escuchando cada palabra, tal vez ahora estuviera sorprendido del  tema de nuestra conversación. De hecho, yo mismo estaba sorprendido, gratamente, de que con él todo parecía fluir como si los astros tuvieran estuvieran maniobrando el tiempo y el espacio para que ambos pudiéramos encajar. Así que después de la librería, pasaron mas cosas.

-Te imagino recibiendo… -se me escapó. Fue algo que pensé y salió disparado por mi boca antes de que pudiera evitarlo.

-¡No me imagines así! –Me contestó Ángelo casi saltando del asiento, con una expresión de sorpresa tan adorable que me dio ganas de besarle… entre otras cosas.

-¿Por qué no?

-Bueno, porque no sé qué pensarías y no me gusta que la gente imagine cosas que no puedo detectar: me gusta saber todo.

-Pues te diré, que todo lo que imagines estoy pensando es probablemente así, pero con algún añadido.
-Tampoco creo que sea muy sexy como me imaginas…

-Quien sabe… tal vez para ti no, pero para mí… bastante.

Ese día a pesar de todo, no pasó nada más allá que palabras. Nadie tocó a nadie; yo tenia cosas que hacer después de clases, él también, así después de clases simplemente cada quien se fue a lo suyo. Quiero decir, a cumplir con sus obligaciones.
17:56

Mi-tuyo




Todo tiene una mitad y todos tenemos una parte de nosotros mismo que contradice lo demás del ser. También todos tenemos una debilidad, una fuerza y también algo que es para siempre un sueño. Muchas veces es un todo en uno, pues tú eres mi todo en uno: eres mi mitad, eres la parte que hace se contradiga todo en lo que creí, por lo que luche al creerlo verdadero. Eres mi debilidad, porque tienes el poder que cortarme las alas en pleno vuelo y también eres mi fuerza, porque cuando estoy caído, en el suelo… herido, adolorido, eres el motivo por el cual me vuelvo a levantar, curo mis heridas y dejo crecer una vez mas mis alas hasta poder volar de nuevo. Pero, tu también eres mi sueño; eres tu lo que quiero alcanzar cuando vuelo, eres tu y nada mas.  En ningún lugar, a la vez en todo, la parada donde quiero llegar y detenerme. No me importa llegar roto, sangrando y menos aun llegar sano y que seas tú quien me destruyas a golpe de caricias, de besos tan venenosos como necesarios para existir, siempre que todo lo que me des lo hagas con las mismas ansias de siempre: tan desesperadas y voraces como mis ganas de saciarte. De que te sacies… saciándome.
6:43

Eternidad





Estoy convencido de que el principio tiene tu nombre. Cuando despierto veo tu rostro, muy cerca del mio, aunque no estés a mi lado en la cama. Pero sabiendo que estas en mi corazón y en mi mente no necesitas ocupar un lugar físico para saber que estas.  También sé que el principio tiene un fin y ese fin se llama como tu porque tú eres el fin. Si tu no estas no hay nada mas: nada que merezca vivirse, que tenga sentido… sin embargo existe la eternidad y está en ti, así que también tiene tu nombre; porque aunque no pueda tocarte mas con mis manos, aunque no puedas nunca mas estar en mi cama y yo no pueda besarte la piel, cada lugar que besaste, tocaste, amaste, ocupaste, lo vuelves a tocar cada vez que intento llenar el espacio vacío que dejaste al marcharte. Quisiera amor mio irme contigo a ese lugar desconocido. Quisiera amor, ¡oh vida mía! Abrazarte porque allí, es duro y frio, vacío, oscuro… pero no me queda más que continuar con mi cuerpo nuestra historia y cada te amo que escuchan mis oídos, sin importar que boca lo pronuncie… siempre será tu voz la que escuche: hasta el día en que por fin volvamos a encontrarnos.

Tu mi principio, mi final, mi eternidad…  si vivo, que sepa el mundo que lo hago por ti, porque tu corazón late aun en el mio y tu aun respiras si yo respiro por los dos.
2:13

Historia de una obsesión (6)







-¡Además es un lobo!

-No, realmente a mi los lobos aunque no me disgustan no son mis favoritos, a mi los que me enloquecen son los vampiros.

-Ah así que prefieres los vampiros…

-Y tú prefieres los lobos, ¿no? 

-Bueno, para serte sincero tengo una lucha interna. Me encartaría encontrar a alguien que fuera un hibrido. 

-Ahora yo también tengo esa lucha… maldito seas.

-Soy un macho indeciso. Pero sé como arreglar las cosas: el que me muerda primero con ese me voy.

Ángelo acompañó las ultimas palabras con una risa mientras se estiraba hacia atrás en la silla de aquella cafetería. Me dejó ver en detalle la ternura en la piel de su cuello, allí donde solo en posturas muy intimas puedes ver a otros mientras los rizos de sus cabellos bailaban con al compas de la brisa que repentinamente entró por una de las grandes ventanas. Vi el suave delineado en alto relieve de sus venas en la piel como si estuvieran ofrecidas a mí y supe que Ángelo me había elegido, dándome la libertad de ser quien me diera la gana de ser siempre que fuera yo mismo. Pero aquello me pareció una deducción demasiado extravagante y además arrogante por mi parte, así que seguí estudiando ese cuerpo con mas atención aun de lo que ya había dado desde temprano, cuando nos encontramos y en sus brazos me giré quedando de frente e indefenso ante la oscuridad de esa noche sin luna asomada en sus ventanas, siempre abiertas de par en par. ¿O seria tan fino el cristal, tan transparente, que aunque cerradas sus ventanas yo las veía abiertas?

Vi como se marcaban por encima de la suave tela su t-shirt su cuerpo delgado; sus pezones invitándome a morderlos, un esbozo apenas visible de algunas de sus costillas tentándome, incitándome a recorrerlas con los dedos de mis manos temblorosas por culpa del deseo. Que tantas veces en sueños había abrazado con mi cuerpo desnudo y aun mas veces, por su culpa, había despertado en medio de mi propia humedad: salada, viscosa, a veces transparente y otras blanca, como espuma de mar. Estoy seguro que dentro yo llevaba un mar y por esos sueños, por esos sentimientos, se derramaba por los bordes limados de mi alma hasta brotar por mi piel.

-Ah… ¿si? –me sorprendí respondiendo en voz alta a lo que él me había dicho, pero era mi cuerpo que, actuando mejor de lo que mi mente era capaz de hacer en ese momento, había hecho lo mas oportuno.

-Sí.

-Cuanta provocación en una sola frase… 

-Soy un macho provocativo. –Dijo él, mientras cambiaba de posición al fin dejando que una vez más le mirara a los ojos.

-Que no quepa duda.

-¡Uy! He destapado una olla. –Y se levantó sonriendo de la silla, con una coquetería que yo quería creer no era adrede, pero que al mismo tiempo me parecía demasiado placentero que sí lo fuera. Él estaba jugando conmigo, yo lo sabia y además me encantaba la forma en que lo hacia. 

El día acababa, mis horas con Ángelo se escurrían como arena entre mis dedos y lo único que me quedaba al final, en la noche antes de dormir, eran sus escritos, los que yo había memorizado y de los cuales habíamos estado hablando para disipar, al menos en mi caso, la tensión de haberlo tenido así de cerca. Libros, mi cuerpo y el suyo; no podía creer que no llegara a darle ni un beso cuando en realidad quería hundirme en el hasta hacerlo estallar y yo, hacerlo dentro suyo. No, estoy mintiendo. Por supuesto que adrede no llegué mas alla aun sabiendo que podía. Eso es porque en realidad soy demasiado masoquista: disfruto de ese dolor agridulce de no tomar lo que deseo aun pudiendo, para que el goce al tomarlo por fin, sea aun mayor.

0:27

Historia de una obsesión (5)






Esa tarde tras las clases me había ido directo a una librería aprovechando que Ney estaba últimamente demasiado ocupado para estar siempre tropezando conmigo. Y cuando digo tropezar, no me refiero a otra cosa que no sea largar sus estúpidos comentarios racistas, homofóbicos y en general irrespetuosos. Como por ejemplo cuando a una de mis mejores amigas, de quien el también a fuerza de presencia deseada o no, se había hecho de alguna forma amigo de ella. Sarah era mi vecina antes de casarse. Es muy joven, solo  algunos años mayor que yo pero aun así tiene un hijo que tuvo cuando ambos íbamos a la misma escuela, aunque ella ya terminándola. Yo no soy quien para hablar de algo tan personal e intimo sobre ella, pero diré sabiendo como fueron mas o menos las cosas que su hijo fue parte  del resultado de varios  hechos horribles que aunque ella no lo diga, estoy seguro que de alguna forma le marcaron la vida.  Un día hablando con Sarah delante de Ney, ella mencionó no recuerdo qué cosa sobre su hijo. Me parece que tenía que irse a buscarle o algo así cuando en eso Ney la interrumpió:

-¿Qué? ¿hijo? 

-Si, mi bebe…

-¡No te lo creo! –interrumpió de nuevo Ney. Y yo ya me temía que nada bueno resultaría de allí.

-Pues sí, tengo un hijo.

-¡Pero eres joven aun! Bueno… eres muy joven realmente. No te lo creo.

Sarah sonrió y le dijo que si, pero que lo había tenido adolescente y el respondió diciéndole que sabía que lo había tenido adolescente: que ella era una calentona.  Ella en respuesta simplemente se fue y yo avergonzado por el asunto,  molesto, le retiré la palabra a ese cabeza hueca. Realmente estaba harto de que siempre anduviera señalando a la gente, de que estuviera siempre de alguna forma haciéndose la victima y que fuera tan irrespetuoso; allí el por qué Ney en esos días estuvo tan ausente en mi vida. O tal vez ausente no sea la palabra… mas bien yo le aparté a partir de ese momento de mi vida, por lo que ahora disfrutaba de una paz que, aunque parezca exagerado, hacia tiempo que por culpa de Ney no tenia. ¿Qué mejor manera de disfrutarlo que en una librería? En ella había también una pequeña cafetería y el olor a café y vainilla me relajaba tanto; si el paraíso existe, tiene que ser una enorme librería con libros de todo tipo, con zona para fumar y grandes ventanales que den a la orilla de un rio o lago. 

Anduve olvidado de mi mismo entre los pasillos de aquel lugar, mi templo, dejándome atrapar por esos personajes ocultos tras cada cubierta de libro y el olor que de cada pagina se escapaba, cuando de pronto alguien atrapó mi cintura en un abrazo demasiado intimo, dejándome sin escapatoria entre su cuerpo y los libros. Pensé en pegarle con el libro que tenía en la mano pero antes de que pensara en algo más, el sonido de una voz en mi oído… me desarmó.

-Gustav.

¿Desde cuando mi nombre se oía tan bien? ¿Qué era eso que sentía? Era como una debilidad y al mismo tiempo fuerza. Era como… una enorme necesidad de darme por vencido cuando ni siquiera estaba luchando.

-¿Ángelo… que haces aquí?

Dije sin poder siquiera respirar porque para mi sorpresa y total desconcierto en ese preciso instante… yo deseé ser suyo. Recordé como comía, tomando incluso las migas de su sandwich con un dedo que lamia, para luego llevarsela a la boca y dejar que la miga desapareciera en su lengua: yo quise ser una miga de esas que desaparecian en su interior, detras de sus dientes, mojadas de saliva.
2:16

Historia de una obsesión (4)



-¡Gustav!

-Hola ¿Cómo estas? –Sonreí, pensando en lo bien que se vería de rodillas sobre el W.C. mirando a la pared mientras yo le poseía: una, otra y varias veces más… sin parar.

-Siempre tienes esa cara.

-Es de felicidad pura… y buenos deseos. –Reí y él también lo hizo haciendo que mis fantasías se triplicaran. Suerte que yo estaba sentado porque de lo contrario habría visto la terrible erección aprisionada entre mis pantalones. Era doloroso, muy doloroso… pero también excitante, porque me imaginaba que ese dolor me lo causaba su piel al penetrarla con mi sexo… aunque era muy poco probable que esto pudiera ser algún día realidad, ya que tras tanto tiempo con Ney, virgen era algo que me imaginaba ya hasta el significado había olvidado Ángelo. Sin embargo la virginidad nunca ha sido para mi algo de vital importancia; él me gustaba. Me gustaba su forma de caminar, como gesticulaba, su voz, las cosas que decía y hasta donde había visto también me agradaba como pensaba. Así que virginidad era lo que menos necesitaba para que me tuviera así de obsesionado como me había tenido… y aun me tenía.


Los días siguientes fueron suaves, tranquilos… y mi relación con Ángelo se hacia mas cercana, mas estrecha. Tal vez sería raro para alguien que estuviera pendiente de nosotros tres, Ángelo, Ney y yo: pero para mi las cosas estaban mas normales que nunca, porque era así como tendría que ser; Ángelo y yo así de cercanos como era normal vernos en esas ultimas semanas. Nos enfrascábamos en conversaciones interesantes y algunas no tanto, pero todas con ese encanto que tiene toda plática cuando los participantes no solamente tienen opiniones comunes, sino que también está esa armonía y comodidad de estar hablando justo de lo que uno quiere, con quien uno desea. Descubrimos que teníamos algunas cosas en común e incluso discutíamos sobre las cosas que él escribía para las clases de literatura y aunque se oiga, tal vez, exagerado… en cierta forma me sentía que le hacia el amor cada vez que me sumergía en lo que escribía con el fin de darle luego una opinión. Aunque yo no leí solo por la opinión, más bien le daba opinión porque amaba lo que escribía y entre conversación y conversación, salió una vez el tema de nosotros mismos.


-Bueno, me alegra de que digas que la historia es viva. Siempre que escribo intento que no sea pesado, si no más bien ligero y hasta provocativo. Y lo de tener cosas en común contigo, bueno sí me parece extraño, por lo que a la primera no nos llevamos precisamente bien. Pero ahora no me incomoda.

-Mmm… a mi me agradabas. De cierta forma, pero me agradabas.

<<O sea, que estaba obsesionado contigo y hasta soñaba que te abusaba en los baños, en el aula después de clases e incluso en ese lugar del patio donde solemos reunirnos. Eso sin contar que me masturbo varias veces al día recordando ese movimiento suave, casi imperceptible de tus nalgas cuando caminas. >>  Pensé mientras él con tanta tranquilidad se sentaba sobre la mesa escolar, como suelen hacerlo los chicos cuando hablan con una chica en el salón, una que les gusta. Yo soy chico también como todo el mundo sabrá a estas alturas, pero yo nunca hago eso ni con una chica, ni con una mesa: a ambas las utilizo de manera muy diferente.

-¡Ja! ¿Cómo que de cierta forma?

-A ver… ¿Cómo te lo explico? <<Sin decirte que por esa forma de agradar, existen los acosadores>>

-Como sabes hacerlo.

Si, no se si será cosa mía, pero él sabe como hacer que la mas inocente conversación se convierta en un reto para mis pantalones.

-Bueno, hay muchas formas de agradar. A veces te agrada alguien y piensas “wow es genial” otras veces es “ok, no me molesta” y otros que te agradan mucho pero que verles molestos es demasiado tentador. Algo así me sucedía contigo, pero ya no.

-¿O sea que al principio te parecía atractivo porque me enojaba y ahora no es así?

-No me parecías atractivo porque te enojaras, me parecías atractivo para molestar que es otra cosa.

-Vale.

Y hasta ahora no lo he dicho, pero antes de siquiera saber que Ney y él tuvieran una relación, mientras a solas Ney se me ofrecía, yo en donde quiera que me encontrara con Ángelo le decía cualquier cosa subida de tono. No nos conocíamos, pero era normal para mí verlo tan bonito que no podía aguantarme las ganas de decirle por ejemplo:

-A ese –señalándolo descaradamente –le voy a dejar el culo como un colador.

Me agradaba molestarle, pero gran parte de su encanto era que en todo el lugar, era el único que parecía no querer nada que tuviera que ver conmigo, salvo tal vez una invitación a mi funeral y Ney aunque su idea era justo lo contrario, ayudó bastante a que la distancia entre nosotros se redujera.  Pero aun así, me parecía increíble estar como estaba ahora, tan cerca de ese chico, hablando como lo hacíamos… aunque entrando a esos temas en los que me sentía interrogado, yo siempre daba vuelta a la hoja y terminaba hablando, como ahora, de cualquier cosa que entretuviera a mi estimado Ángelo

-Y volviendo al tema anterior, le comenté a Ney lo que pensaba de lo que habías escrito. Pero creo que tal vez no debí hacerlo, creo que es algo celoso contigo.

-En realidad sí es celoso conmigo. No entiendo el porque es tan celoso conmigo, pero eso no quita el echo de que lo sea. Y no sabía que le habías comentado sobre lo que escribía. Pero gracias.

-De nada, pero me cuidaré de no hacerlo mas, que la idea no era que se molestara.

-No se molestó, tranquilo. Simplemente él es celoso, pero no se molesta. Tú le caes bien, y siempre ha sido así.

-Ah… pero si es un poquito celoso.

-Sí –rio –y no entiendo, tampoco es que yo sea un top model o algo así.

-Tampoco es que yo ande en búsqueda de quitarle a nadie nada… pero supongo que de las tantas muestras de cariño, esa es una.

-Vale… ¿pero qué es lo que deseas quitarle?

-Nada, eso he dicho. Por eso no entiendo que sea celoso y al final creo la razón es lo que te acabo de decir: una muestra de afecto.

Nuestra ultima clase ya pronto iba a comenzar, así que tras ver al maestro entrar, tanto él como otros que visitaban a sus novias u amigos, tuvieron que regresar a su salón mientras yo tenia que agarrarme al asiento para no correr tras el y dejar que mi propio cuerpo le dijera al suyo qué era aquello que yo quería quitarle a Ney. En eso, tratando de distraerme miré a Ana Paula, la chica mas bonita del salón si no de la escuela quien miraba a su novio alejarse con una expresión tan curiosamente mezclada entre ilusión y tristeza que me pregunté que expresión tendría yo mismo. Miré a Ángelo quien justo atravesaba la puerta pero tras hacerlo mientras caminaba rumbo a su salón me miró directo a los ojos y fue como si mil voltios me cocieran el cuerpo pero estoy seguro de que aquello fue mutuo, pues ambos casi al mismo tiempo apartamos la mirada; ahora tal vez yo estaba sintiendo lo mismo que esa chica de mi salón o al menos, entendía el porqué de esa mirada tan conmovedora.
5:35

Historia de una obsesión (3)




Estoy cansado, de mal humor… realmente agotado; física, mental y emocionalmente. Hoy he roto con mi novio y aunque no le amaba, jamás le amé, tampoco es que no sintiera algo por el. No solo como amante, sino también como persona, así que hemos quedado como mejores amigos. Después de todo, últimamente eso era lo que éramos… y de pareja solo teníamos el nombre. Él no me ha reclamado nada y yo tampoco a él, pero ambos sabemos que cada quien tiene un nombre; en su cabeza no es el mio y en la mía un nombre que no es el suyo. Lo hemos dejado y la vida sigue, pero ahora que no está me doy cuenta que esa relación me consumía demasiado sin darme nada a cambio; ahora me siento demasiado ligero sin ese peso…


<Empiezo a añorarlo.>


Y con ese último pensamiento mis ojos se fueron cerrando y mi cuerpo empezó a relajarse: Morfeo, mi amante preferido, me abrazaba como solo él sabía hacerlo. Cuidándome, dejándome ser en él y él en mí… pero justo antes de caer rendido ante su encanto le fui infiel: Ángelo estuvo allí, adueñándose de los últimos segundos que aun no me arrebataba el dios del sueño.


Esa mañana me desperté como siempre. Todo parecía normal, sin alteración alguna y así fui a la escuela. 


 -Hola Gustav –me saludo esa mañana Ney, quien para mi sorpresa estaba demasiado tranquilo, demasiado callado en comparación con como era normalmente, pero no le dije nada. Al verlo tuve el presentimiento de que algo tenía que ver conmigo y le estaba afectando. Pero aunque quise pensar que tendría que ver también con Ángelo me negué a hacerlo. No me gustaba como ese nombre últimamente aparecía en cada conversación y en cada pensamiento que tenia incluso durmiendo, por lo que estuve agradecido de que ese día Ney empezara a hablar de uno de sus tantos amantes en vez de mencionar el nombre maldito.


-¡Soy un puto pendejo de mierda! ¡Me odio!
-Si, eres un pendejo de mierda y puto también. –Contesté con tranquilidad e incluso diversión mientras veía a Ney dando vueltecitas en el mismo lugar, gesticulando, hablando. –¿pero por qué te odias?
-Hoy me enteré de algo que prefería no haber sabido nunca: Max quiere a otra persona. Sigue enamorado de su pareja anterior y a mi no me ama, solo me quiere. Según yo, porque le he seguido y no me he despegado de él por meses. Patético… ¿no? Una amiga suya me contó que él no me ama, solo me quiere.


Mientras Ney hablaba yo no podía dejar de pensar en Ángelo porque… ¿no se supone que era a quien Ney amaba? ¿Quién era Max? Pero no le pregunté, solo me quedé mirándolo y el continuó.


-¡O sea que no me ama, solo me quiere y no sabe como decírmelo! Que no me quiere hacer sufrir. ¡Maldito bisexual lo odio!
-No creo que tenga que ver con su preferencia sexual… -le dije con toda la tranquilidad que no sentía. Ney me desagrada demasiado, aborrezco como piensa, como habla, como se mueve… pero tal vez es solo porque él tiene en sus manos algo que yo no poseo. Es feo, es sucio que me sienta así por eso y odio caer tan bajo aborreciéndole por envidia. Si, con esa conversación descubrí que le envidio.
-Siempre me va mal con los bisexuales. Debería hacerme gay y quedarme con Ángelo. Aunque me “induciera” al alcohol y las drogas.
-Se dice indujera… -le corregí. Pero estaba demasiado molesto ¿Cómo se atrevía a tomar a Ángelo como simple consuelo? Tenia que ser al revés ¡Todo al revés!
-Calla. Estoy que me muero. No puedo comer, no puedo dormir, solo llorar. ¡Malditos hombres con polla y sin cerebro! Ama a una puta de mierda que tiene como… ¡14 años! O 15 no se, pero ¡es una puta niña ¡verga! ¡No sabe lo que es amar! O querer, muy apenas sabrá masturbarse… no he dormido en toda la noche y traigo un dolor jodido en el pecho y el estomago. Mi madre se impactó, porque ayer hice en casa todo lo que ella normalmente me pelea para que haga, pero es que solo pensaba en Max. En la noche empapé las sabanas; lloré solo, en silencio… no puedo creer que ame más a una puta de 14 años o lo que sea.
-Sí –dije suspirando mientras me acercaba a él –el amor es una mierda –y le abracé. No fue un abrazo hipócrita, en verdad a pesar de creerle exagerado y no acabarme de creer el cuento me daba cierto grado de lastima verlo sufrir así por alguien que amaba. Aparte claro, de que me sentía de alguna forma mas cerca de mi pequeña obsesión, pues si él no le amaba, probablemente Ángelo tampoco a él.
-No se por donde empezar. No me he desahogado y vengo a contártelo a ti…


<Si, justo a mi vienes a hablar del tema> pensé. 


–Porque sé que me escucharás y me tranquilizaras un poco. Me siento como una mierda.
-Sí, te escucharé… entre otras cosas como darte un sape. –Pero a Ney, como siempre, aquello no le importó mucho. Es mas, creo que ni siquiera me escuchó.
-Esa chica, la que el ama, se fue y lo dejó: ojala no regrese porque lo quiero enamorar. Quiero que cumpla las cosas que me ha prometido… yo tenia un concepto diferente de el… ¡Fuck! Que me den por pendejo con un tubo metálico por el culo ¡Por puto pendejo!


Me eché a reír. Imaginarme a Ney en 4 patas con un tubo metálico entre las nalgas fue demasiado para mi. Él no dijo nada, siguió hablando como si yo no hubiera abierto la boca pero igual me disculpé porque echarme a reír tan repentinamente me pareció fuera de lugar pero a él no le importó. Luego me mostró una foto del tal Max y siguió hablando.

-Maldita sea… ¡Lo amo!
-Creo que me hago viejo… -dije, pensando en que su concepto de amar y el mio eran totalmente diferentes –pero aun así te entiendo. A ver dices que “su” amiga te ha contado ¿por qué no te tomas un vaso de agua, te tranquilizas y le preguntas directamente? Díselo sin histerismos y maduramente aléjate si resulta que todo lo que ha contado su amiga es verdad: cierras el capitulo y empiezas una historia nueva.
-No quiero. Soy imbécil, me aferro a las personas que amo aunque me maltraten… única falla que tengo. Pero cuando me votan de forma fea o me dicen la verdad rudamente, me molesto y me alejo para siempre. Aunque nunca le olvidaré…
-Pues jódete. Tú le lo buscas; amar a alguien que no te ama es una perdida de tiempo.
Y así continuó Ney con sus alaridos de perro atado sin agua y sin comida hasta que sonó el timbre que daba inicio a las clases: pero yo estaba como anestesiado. Las palabras de ese idiota diciendo que amaba a ese tal Max y que adoraba estar con él, me tenían en un estado ambiguo; por un lado sentía lastima por él y por el otro tenia rabia. Yo no era quien para juzgarle y Ángelo propiamente dicho tampoco es que fuera un íntimo amigo… sin embargo aun seguía dándome vueltas en la cabeza esa frase de Ney:


“Debería quedarme con Ángelo”


¿Por qué ese imbécil se atrevía a tratarlo como un plato de segunda mesa? Yo no conocía a Ángelo como lo conocía Ney ¿Por qué entonces era yo quien pensaba en eso? 


<Yo no soy quien para inmiscuirme. Ellos tal vez tienen un arreglo, llevan su relación así… así tal vez, lo quiere Ángelo> Pensé. Y es que era imposible que este último no supiera en lo que andaba Ney siendo que con quienes estaba no hacían nada para cuidar su reputación. Al contrario, yo diría que mas bien ellos le colocaban el letrero de puto en neón sobre la cabeza acosándolo como lo hacen: en donde lo encuentran le meten mano… entre otras cosas sin importar que esté en la puerta del salón de clases y si hasta yo lo he visto, me imagino que Ángelo también. No entiendo por qué Ney permite ese trato.


Esa tarde esperé a Ángelo. Fui a la clase de literatura porque de verdad me había gustado pero cuando esta terminó fui directamente con él.
-A.N –le dije suave al oído, lo mas cercano que la decencia hacia posible, por lo que algo sorprendido se volteó y me saludó.


-¿Como estas Gustav? –y sonrió. ¿Es que no se daba cuenta que tenia que luchar conmigo mismo para no “echármelo al plato” ahí mismo?
-Bien… ¿y tu mi estimado? –Yo también sonreí. Me pregunto si al hacerlo dejé al descubierto mis ganas: seguro que si. Soy bastante transparente y además él no es imbécil.
-Bien, gracias. La vida me trata como siempre lo hace; soy yo quien le trata mejor.
-La vida es puta ¿te la coges bien?
-Sí, le doy por donde le gusta.
-Si, es lo mejor. De lo contrario te coge ella… y sin lubricante.
-A mi nadie me coge. Y si pasara, ese no vivirá para contarlo.

<¿Me estas retando? No… tal vez es que no sabes cuanto me gustan los retos. Tal vez tampoco sabes cuanto amo que un no rotundo se convierta en un si entre jadeos. De hecho, mejor si ese “sí” no me lo da una boca, sino un cuerpo sudoroso, jadeante… debajo del mio.>

Y en eso tras una breve pausa hablamos al mismo tiempo sin querer:
-A.N. ¿Puedo hacerte una pregunta algo personal?
-En fin ¿en que estás?
Sonreí, tras lo cual Ángelo contestó: Adelante. Sin embargo a mi no me gusta dejar preguntas en el aire porque odio si me las dejan así cuando las hago, por eso conteste a su pregunta inicial para poco después seguir con lo que iba.
-Pues… trato de averiguarte la vida. En fin ¿Qué tan estrecha o intima es tu relación con Ney?


Ángelo pensó un momento y me pareció tan adorable… fueron solo unos segundos, pero fue el tiempo exacto: lo suficiente para que quedara claro que le importaba y también el necesario para dejarme saber que era una respuesta honesta la que me daría.
-Bueno, nos conocimos hace bastante y de alguna manera nos unimos primero con una amistad; luego pensé en tener una relación o sea un noviazgo con él y así salió. 


<¿Novios? Vaya, cuan equivocado estaba… > Pensé, pero no le interrumpí. Le dejé hablar porque quería, necesitaba todos los detalles.
-Luego yo decidí que no continuaría con la relación, así que la terminé, y actualmente quedamos como buenos amigos.
-Ah… ¿Se puede saber por qué le dejaste?
-Bueno, eso es algo que no diré. Pero no tiene que ver con que tenga una relación extra. Simplemente creo que las relaciones no son para mí.
-Interesante...
-¿Por qué sería interesante?
-Tu opinión sobre las relaciones me pareció interesante.
-Y cuéntame ¿Por qué preguntas sobre eso?
-Tenía curiosidad.
-En ese caso, eso sonó tierno –y volvió a sonreír… desconcertándome. Su manera de llenar espacios con sonrisas cuando lo que cabía eran palabras hizo que desconfiara de él y estuve, aunque no se si fue evidente, a la defensiva.
-¿Por qué?
-Es placer para mí, observar que preguntan sobre mi vida por un interés que no me dan a conocer. Porque se preocupan por ella.
-Ah pero si el interés ya te lo dije: curiosidad.
-Por eso, la curiosidad es algo que me gusta cuando preguntan de mi vida, y más cuando a ciencia cierta no sé porque lo hacen.
Ahora fui yo quien sonrió, porque ese sentimiento de antes podía reconocerlo y lo hacia, ahora brotando en cada respiración de Ángelo y fue como la exquisita sensación que me recorre la piel justo antes de llegar al orgasmo.
-Si, estando en tu lugar opinaría igual.
-¿qué es estar en mi lugar?
-Es exactamente eso: mirar en el mismo ángulo que tu.
-Bueno, si sabia lo que era pero la pregunta es ¿Qué es mirar desde mi ángulo?
-Tal cual te lo he dicho. Ni más, ni menos.


Tras esas últimas palabras se hizo entre nosotros un silencio que no me incomodó para nada. ¿Como podría hacerlo? Él me había mostrado sin querer, mucho de lo que yo quería y no precisamente sobre su relación con Ney, eso no me interesaba tanto, era de su forma de ser que me había mostrado más de lo que yo mismo estaba dispuesto a mostrarle de mí. Si, con esas simples preguntas/ respuestas.

-Vale… bueno, nos vemos luego.
-Hasta luego. –Le respondí con una sonrisa, fingiendo que había olvidado algo y por eso por esta vez no me iba con el. Sin embargo la verdad era que solo necesitaba un tiempo a solas para mi primera masturbación mental: estábamos cerca y cada vez un poco mas.