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Memorias… de una geisha?


Había escasez en ese bonito país en el que residía entonces y hacia un mes que había perdido mi trabajo, que por cierto habría sido mi primer trabajo legal pues justo hacia un mes que cumplía los 18 años.  Yo había repasado cuanto periódico estuvo en mis manos, recorrí cuanta oficina hubiera que recorrer obteniendo los mismos resultados; estaba muy capacitada –según ellos de más- para el puesto y era demasiado joven para otras opciones. Es aquí donde cabria una expresión que en aquel entonces no conocía: pero la puta que me pario!

Un día como si fuera cosa del destino una señora en el bus en el que yo iba, al bajarse dejó a mi lado un periódico doblado en el cual habían montones de garabatos y anuncios señalizados, pero justo en medio de estos había uno que no estaba ni señalizado ni nada, cosa que me llamo bastante la atención. Tomé el periódico en la mano y lo miré con atención mientras pedía mi parada… oh, sorpresa, se trataba de un spa llamado Geisha… no recuerdo que otra cosa, o tal vez si? Pero no hay necesidad de decir el nombre completo. Allí decían que necesitaban chicas de 18 a 25 años, con buena presencia, pues era para servicio al cliente. Bingo! Yo tenía 18 años y lo de buena presencia no me quedo muy claro, pero lo mismo daba porque allí decían que no importaba si tenía experiencia o no y además, yo si tenía experiencia en el área.
Llegue a mi casa volando, me cambie de ropa, hice mi maquillaje mas notorio pues ya el sol se ponía y con mi currículo en mano me subí al taxi que 5 minutos antes había llamado.

El camino fue rápido y bastante agradable, pues ya la hora en la que todo el mundo salía del trabajo había pasado. El conductor además no hablaba mucho, solo me pregunto la dirección y que música prefería.

“Cualquiera esta bien, gracias.” Fue mi respuesta, pues la verdad es que tenia el corazón hecho una cumbia entre expectativas y cierto temor; yo me sabia capacitada, pero y si resultaba como en los demás sitios? No quería pensar en eso y mientras yo me comía el cerebro llegamos al lugar.

Para mi sorpresa era una casa muy parecida a las de los millonarios que viven en mi país cosa que me hizo preguntarme si estaba en el lugar correcto… pero en eso salió un señor con cara de “me deben y no me pagan”, me preguntó si iba por la vacante y metiendo la mano disimuladamente en el bolso, por si necesitaba usar mi spray de pimienta, dije que si; fue así como de repente me encontré atravesando unas puertas por las que podía pasar perfectamente cualquier tren.

La decoración era exquisita y con la medida justa de muebles para estar en el punto exacto entre elegancia, belleza y comodidad. Lo primero que pensé es que se trataría de algún hotel, sin embargo tampoco parecía eso, como describirlo? No sabría decir a que se parecía, tal vez a lo que dije antes; la casa de alguien con mucho, pero mucho dinero.

En lo que yo sacaba cuenta mental de cuanto valía cada cosa allí, se presento ante mí una mujer de muy buen ver, pero sobre todo de una sensualidad tal que casi podía palparse. Y no es que me gustara ni mucho menos, es que realmente así se veía. Era rubia, con un cuerpo diminuto que solo note cuando detuvo los pasos frente a mi y aun así era impresionante, mas aun cuando abrió la boca; tenia una voz muy femenina, baja, suave, pero al mismo tiempo potente. Sinceramente, nunca había estado delante de alguien así. 

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