16:30

Cuando un no, es un si por favor

La noche anterior habíamos venido de una fiesta. Si, de esas donde bebes hasta casi perder la consciencia, compartes con amigos…

“Bésame… bésame mas…”

El sabor de su boca era lo que mas embriagada me tenia.
-terminaremos haciéndolo aquí mismo…
-No me importa… -contesté mientras me trepaba por tu cuello a besos y tus manos me sujetaban la cintura, siguiendo con los dedos los movimientos de mis caderas al compas de la música, que no me dejaba oír  esos pequeños suspiros que solo podía sentir en tu pecho, tan pegado al mio.
-Donde esta el puto baño? –a eso contestaste separándote solo lo suficiente para que tu mirada chocara con la mía, con esa expresión de gato a punto de hacer una travesura que tienes cuando justo eso deseas hacer mientras entrelazabas los dedos de tu mano con los míos y entre la multitud, casi me arrastraste hasta llegar a la puerta. La vi blanca, cerrada y en ese momento me desperté.

“Un sueño”

Pensé, pero al verte a mi lado dormida recordé que no era un simple sueño; solo estaba recordando lo que había sucedido la noche anterior. Me dio risa, porque se parecía mucho a los sueños que meses antes tenia con frecuencia y así, con la sonrisa tatuada en los labios, me levante de la cama muy suavemente para no despertarte: no sabia que hora seria, pero mi estomago y mis ganas de un cigarrillo no tenían que ver con eso.
Estaba desnuda, oh por supuesto. Yo no duermo con ropa y menos aun cuando antes de dormir había tenido una noche tan agitada… por tu culpa. Casi tenia pesar de quitarme tu sabor de la boca con un cigarrillo <esto seguro es infidelidad> pero un cigarrillo “mañanero” es el jefe. Es como el coronado perfecto después de una noche de locura.

Miré por el desordenado dormitorio en busca de algo que ponerme encima y lo primero que encontré fue tu camisa… <se enojara si la tomo?>la maniática con eso de “lo mio es mio y lo tuyo es tuyo” soy yo y si no… pues < nada que no pueda resolver un polvo> y con ese pensamiento mientras me “vestía” con tu ropa, me encamine a la cocina con la caja de cigarrillos en la boca, el mechero en una mano e intentando no estas tan desnuda con la otra, no se para que si igual podía sentir que a cada paso, la brisa me acariciaba las nalgas y no paro, hasta que no me detuve delante de la ventana de la cocina. Hacia un día brillante, casi tanto como mi humor. El sol me cegaba, pero no importaba porque me regalaba una tibieza que no recordaba haber tenido nunca… por lo menos no antes de haber estado con los dedos en tu sexo y tu lengua en mi boca. Ay… tu boca, que si me dieran a elegir entre 20 años más de vida o poder besarte… yo elegiría lo segundo.

Yo ya llevaba el cigarrillo casi a la mitad cuando sentí una mano deslizarse desde mi cintura hasta mi vientre y estaba fría, tanto que hizo erizarse mi piel; pero no me erizo mas que el beso que depositabas en mi cuello tras apartarme el cabello obligándome a cerrar los ojos mientras se me escapaba un suave suspiro.

“Hálame el cabello… hálame fuerte, que me duela”

Pensé sabiendo que no podías oír mis pensamientos, pero agradecida de algún modo por ello, porque seria vergonzoso pedírtelo, pero demasiado placentero el simple hecho de imaginarlo.
-Estas fumando mucho –me susurraste al oído como si no fuera suficiente con tenerte tan cerca, sino que también necesitaras encender cada fantasía con esa voz que sabes… me vuelve loca.
-Es solo el mañanero vida –te contesté, pero justo en ese momento me lo quitaste de la mano. Pensé en protestar, pero tú aun mantenías los dedos en mi pelo y sus movimientos hacían que algunos mechones me acariciaran los senos. –Devuélvemelo –te dije… pero antes de que pudiera fingir enojo me tomaste por el pelo y chocaste mi cabeza contra la ventana  así como estabas, desde atrás. No me hacías daño, pero me asusté y junto con el miedo esa humedad entre mis piernas que hizo me preguntara si todos estos años había tomado el papel que no me correspondía o si solo se trataba de que fuera una enferma, o solo una masoquista recién nacida porque de lo contrario no entendía por qué de repente aquello me causaba, junto con el miedo… tanto placer.

-Suéltame! –quise gritar, sonar enojada porque un poco lo estaba aunque no contigo, pero seguía asustada y aun mas excitada a pesar de llevar ambas manos a la tuya tratando en vano de que me soltaras… sin embargo la única respuesta que diste salió por mi boca, cuando al sentir en mi vientre tu mano deslizarse, hasta abajo y yo sabiendo hacia donde se dirigía, jadee sin poderme tragar en silencio tanto deseo despertándose de forma tan rara en mi cuerpo.

-Pará! No me gusta así! –pero en mi cabeza decía otra cosa y tú sabias qué porque no paraste, mis caderas tomaron vida y dominio propio, haciendo que me restregara contra tu mano en busca de mas, moviendo en suaves círculos la cintura, haciendo mas corto el camino que llevaba al orgasmo provocando así que cuando tus dedos tocaron ese punto específico en mi sexo yo temblara mientras tu dejabas escapar una risita maliciosa contra mi cuello antes de decir:

-Dilo de nuevo.

Era un reto? Parecía. No me gusta perder y lo sabes joder!
-Hija de puta… -dije sabiendo que el pleito estaba perdido porque mientras yo arañaba el cristal de la ventana, tu me mordías el cuello con tal fuerza que yo sabia la huella me quedaría por lo menos una semana, pero así, estremeciéndome, derramándome caliente y viscosa en tus dedos… no había forma de que me importara.

Supongo, que eso es lo malo de tener a alguien al lado que te conoce tanto y tan bien, que casi puede adivinarte el pensamiento.

4 comentarios:

A.Monserrat dijo...

Simplemente. Lo amé.

Aikawa~ dijo...

T.T hermoso

Ely Grados dijo...

-suspira-

esta genial~~

Sascha Lemoine dijo...

Uff la perversión hablando por todas vosotras~~
(uy que hipócrita yo) XDD

Besos a las 3 <3

Publicar un comentario