9:23

Historia de una obsesión (8)



Despertar, ducharme, ir a clases y allí el tiempo pasaba tan lentamente que me hacía pensar en miel cayendo por un gotero. Nada en contra de la miel, pero si todo en contra del tiempo; hoy pasaría más que palabras entre él y yo. No sabía como pero eso era lo de menos.

Una hora, otra más, el sonido del timbre que contrario a otras veces no hizo más que desesperarme sabiendo que tras esa eternidad —por supuesto, a esa edad cada minuto es un siglo— solo había pasado la mitad de la espera si es que todo iba bien. Me siento ansioso. No tengo un plan definido, no sé que como llegar a él y todo alrededor me parece borroso porque nada es ni siquiera la mitad de importante como lo es él.

—¿No dormiste bien anoche? Me pregunto haciendo qué —me dijo al oído una voz que a esas alturas parecía venir de un sueño de esos en los que quieres quedarte para siempre. No podía creerlo y es que aunque nada había que hiciera imposible tenerlo allí, tampoco había un motivo que le hiciera estarlo. O eso era lo que yo pensaba.
—Si supieras…. —le contesté mientras volteaba a mirarlo, muy lentamente, por si se trataba del fruto de mis ganas. Pero allí estaba él con esa mirada oscura; invitándome a ceder a los impulsos.
—¿Tienes ganas de portarte mal hoy? Vamos a perdernos las horas que faltan; necesito salir de aquí ahora y tú pareces estar igual. —¡Ah! Ángelo. Si tú supieras querido, si tú supieras.

No le contesté nada, no había necesidad. Solo tomé mis cosas sintiendo tan lentos mis movimientos como cuando se intenta correr bajo el agua pero esta sensación duró menos que un suspiró y al pasar mi brazo por su cintura, halándolo, aprovechando la confianza que él me había dado al acercarse tanto a mí, me di cuenta que lo había hecho con más brusquedad de lo que yo pretendía hacerlo; sin embargo el rió divertido, tal vez sabiendo ahora —o más bien confirmando— cuan imperiosas las ganas de mis manos por estar en su cuerpo.

Ahora el tiempo pasaba volando. Todo se sentía como estar en una montaña rusa, todo colores, sin forma, salvo él a quien único veía tan perfecto e imperfecto a la vez.
Debo aclarar que esta imperfección era precisamente por su perfección aunque no parezca lógico y es que si era tan a mi medida, si yo lo era también para la suya, estando tan al alcance uno del otro y actuando en consecuencia… algo estaba mal. Algo que yo no veía en ese momento pero algo debía estar mal. Y ahora después de todo el tiempo transcurrido me doy cuenta de que tal vez era yo quien estaba mal. Tal vez no, seguro yo era quien estaba mal.

Fuimos a la librería y en cada escaparate un roce, una mirada cómplice, una frase llena de doble sentido, todas esas cosas que formaban la invitación que finalmente acepté cuando en el último pasillo sin importarme si nos veían o no, hice prisionera su boca de la mía. 




—Nos miran —me dijo en el tono de voz más dulce que alguien pueda imaginarse cuando solo para mirarlo a los ojos dejé de besarlo.
—¿Te importa? —le respondí. Aunque realmente muy poco me importaba no solo la opinión de los demás sino tampoco la suya; no allí teniéndolo en mis brazos, no en ese momento cuando él se había abierto para mí de esa manera.

Si respondió no pude oírlo porque en ese momento desde atrás de nosotros vino un carraspeo: estaba el cuidador del lugar con una mirada que no se decidía entre la sorpresa, la desaprobación y la envidia. Así que para no crear problemas dejé de abrazar a Ángelo pero de allí salimos tomados de la mano.

El camino fue silencioso. Yo no pregunté, él no preguntó y los dos detuvimos los pasos frente a la puerta de mi casa. Era bastante temprano para regresar, por lo que no había nadie alrededor; a esa hora las señoras estaban en sus cocinas y las jóvenes en el trabajo o estudiando que era lo que se supone yo tendría que estar haciendo en la escuela pero anatomía también era una materia.

No recuerdo cuando saque la llave para abrir la puerta, ni donde puse los libros que cargaba al hombro en la mochila. Lo que sí recuerdo es la forma salvaje en que los dos terminamos arrancándonos la ropa mientras nos besábamos. ¿Eran besos? Creo que eran más bien un reclamo boca a boca: él porque yo tardé en tomarlo, yo porque él había roto mi resistencia. Yo realmente le deseaba pero una cosa es desear y otra es cumplir esos deseos; él ahora estaba ahí conmigo como tantas veces en tan poco tiempo lo había soñado. Su piel era aún más tersa de lo que yo pude imaginar, suave, cálida. ¿Su olor? No hay palabras para describirlo, era como… el mundo sin contaminación: él olía como todos los buenos sentimientos si tuvieran un olor. Y sabía dulce.
Su cabello era como seda entre mis dedos, esa que a veces sirve de envoltorio a algunas joyas muy sumamente caras y así era como me sentía con él, como si me estuviera entregando algo sin precio de tan valioso que podía ser.
Mi boca de la suya descendió por su barbilla hasta su garganta a besos y de allí a ese espacio entre una de sus clavículas y su cuello, aspirando el olor que allí era tan delicado que me hizo pensar selvas vírgenes. Era como si nunca antes hubiera besado a nadie, como si él nunca se hubiera dejado tocar de esa forma por nadie más.
Desde las clavículas a su pecho, tan sensibles sus pezones al acariciarlos con mis dientes antes de lamerlos… tan sensual melodía la que escapó de su garganta cuando lo hice y más aún la visión de su pubis, de su sexo tan ansioso que lloraba lagrimas transparentes que terminaron confundidas con mi saliva.
—Espera — me dijo en un susurro pero yo no quería esperar, no podía esperar. ¿Cómo podría hacerlo? Él me lo pedía con esa voz de “para pero no lo hagas” así que todo, lo que fuera, podía esperar pero después de aquello, no en ese preciso momento.
—No… espera— nuevamente ese sonido tan provocador. Pero había dicho “no” y yo ahora me debatía entre seguir porque quería, porque mi cuerpo quería, porque mi alma lo necesitaba, su cuerpo lo necesitaba… y hacerle caso a esa palabra solo porque existían en su boca.
Abrí los ojos para mirarlo, mas no pensaba detenerme. Sin embargo la expresión que tenía me obligó a hacerlo:

Tenía los ojos cerrados, los labios casi rojos, entreabiertos y jadeaba. Cuando me detuve entreabrió los ojos mientras se humedecía los labios con la lengua, obligándome a viajar desde la entrepierna hasta la boca su boca no pudiendo evitar besarlo, esta vez suavemente.
—¿Por qué quieres que pare? —le pregunté acariciándole el pelo al mismo tiempo que con la otra mano acariciaba su sexo caliente, hinchado, palpitante.
—No… no es eso.
No le pregunté nada y tampoco esperé que él dijera nada más pues era evidente que de hablar no era precisamente de lo que tenía ganas. Yo tampoco. Sin embargo no fue necesario de todas formas.

Sin dejar de mirarlo a los ojos esos suyos que tanta fascinación me causaban, dejé resbalar mi mano a sus testículos, luego más abajo a la estreches entre sus piernas. ¡Ah! Que delicia. Sentir como  todo su cuerpo se tensó, como sus ojos aunque aun manteniendo el deseo mostraron algo más: miedo.

Me levanté del suelo, no sin antes besarlo una vez más en los labios y lo más rápido que pude fui al baño. Del botiquín tomé dos cosas cuando realmente pensaba que solo necesitaría una con él. Cosas que no le mostré adrede pero que tampoco escondí antes de volvernos a besar.

Hasta ese momento estuve fantaseando no solo con poseerlo sino también con ser el primero que le tuviera de esa forma pero vamos, seamos sinceros, sería algo demasiado bueno para ser real. Yo lo tenía claro, sin embargo él de verdad nunca se había entregado a nadie como en ese momento lo hizo conmigo.

9:03

Vampirismo en Second Life.






Uff… tenia mucho sin escribir algo y eso que estoy de vacaciones, pero es que últimamente ando enviciada y media: Second Life.
Tras haber pasado por un par de experiencias allí, pretendo escribir y describir algunas de ellas porque hay cosas que no he visto explicadas en ningún sitio, en ningún idioma, o vienen mal explicadas, incompletas o es tan vieja la información que –al menos a mi- deja la duda de si eso es así aun. 

Ser vampiro en Second Life: mordidas y demás.
¡Hay vampiros en Second Life! Yo si vi cuando estaba creando mi avatar, que podías escoger avatar vampiro, sin embargo creí que esto solo marcaba el aspecto de tu avatar: no es así. Los vampiros en Second Life chupan “sangre” de tu personaje.


-¿Qué pasa si me muerde un vampiro?
No pasa nada. No pierdes tu avatar, este no cambia su apariencia, no pasa nada de nada que afecte tu disfrute en el juego. Sin embargo como Second Life es una imitación casi perfecta de la vida real: tu personaje tiene “alma” y quien te muerda por primera vez, se queda con ella si decides hacerte vampiro –comprarte un HUD - o tu alma “se queda en el limbo” si decides no convertirte –o sea, si decides no comprar el HUD.-



-¿Cómo es que te muerden? ¿Cómo sucede?
Lo primero es que si algún vampiro quiere morderte te aparecerá una notificación de que un objeto Bloodlines desea efectuar animaciones en tu avatar. Puedes ignorarlo, cancelarlo o aceptarlo. Si lo aceptas, veras como ese otro avatar se acerca al tuyo, lo muerde y al terminar  te deja un objeto llamado “bite marks” –marcas de mordidas- que son solo eso, marcas de mordidas que te puedes poner si quieres. 


-¡Tengo curiosidad! Si veo un vampiro le dejare que me muerda.
Momento. Si bien es cierto que no afecta en nada a tu avatar, puede llegar a hacerlo si por ejemplo –como me paso- quieres que alguien en especifico te muerda, porque nadie mas podrá morderte después de que alguien te lo hayan hecho, salvo que te hagas vampiro o que quien te vuelva a morder sea la misma persona que lo hizo la primera vez. 

-¡Me han mordido y yo no quería! ¿Cómo puede mi avatar tener su alma de regreso?
Tomando una poción de ajenjo -wormwood potion- que puedes encontrar en tiendas especializadas. Lo malo es que esta poción no es gratis, aunque tampoco cuesta mucho dinero. Tampoco te importara pagarlo si realmente quieres tu alma de regreso.


Pocion de Ajenjo


-No compre la poción tras ser mordido por alguien que no quería pero me quiero comprar el HUD de vampiro –Bloodlines- ¿En que me afecta?
En nada. La primera persona que te mordió, después de comprar el HUD y lo uses “tendrá tu alma”. Es casi como si esa persona te convirtiera y no te afecta. Sin embargo si luego quisieras darle tu alma a alguien en específico, siempre puedes comprar la poción de ajenjo y así quitarle tu alma a la persona que inicialmente te mordió para dársela a alguien más.

-Soy un vampiro y otro vampiro me quiere morder ¿Qué pasa si acepto?
Cuando compras el HUD Bloodlines empiezas siendo 100% humano independientemente de que te hayan mordido. Así que es muy posible que siendo vampiro, aun conserves tu humanidad. Esta se ira con varias mordidas que te de otro u otros vampiros y no pasa nada, pero al llegar tu humanidad a cero si alguien te muerde, tu pierdes tu sangre y eso no es bueno. Así que mejor no te dejes morder salvo que sea por ejemplo, por tu pareja o por alguien que adrede quieras te muerda.




-No quiero ser vampiro, quiero ser humano que viva entre vampiros y quiero ser mordido. ¿Se puede?
Si. Para eso solo tienes que comprar un HUD Bloodlines para humanos. Así podrás dejarte morder una y otra vez por quien quieras sin perder tu humanidad, solo que deberás alimentarte de unas manzanas que también hay que comprar. Al final la decisión se resume en si estas dispuesto a gastar un par de dólares reales o no. Tú lo decides.


9:21

Historia de una obsesión (7)







-¿No te gusta que nadie te domine?

-No.  No me gusta. Y no me hace falta probarlo para saberlo; lo sé porque solo de pensarlo  se me salen las ganas.

-¿O sea que te causa placer que te dominen, pero no quieres aceptarlo? –Dijo con un tono de voz tan inocente que de no estar frente a ese par de ventanas abiertas en la oscuridad que eran sus ojos, tal vez no me habría dado cuenta de que buscaba molestarme… y lo logró de todas formas.

-No, al contrario. No importa cuanto deseo sienta por alguien, el simple hecho de imaginarlo queriéndome dominar, hace que deje de desearlo al instante.

-Brutal. Pero… eso podría ser una excepción. De pronto encuentres alguien que te cause fascinación para experimentar que es sentirse dominado. Porque no simplemente es ser flexible…

-No lo sé. Hubo un tiempo en que tenía esa curiosidad, pero las veces que pensé en probar terminaba haciendo lo de siempre; estaba arriba. Sinceramente Ángelo, no creo que exista placer mayor que el de dominar. Sentir… ese control no en tus manos, sino en el cuerpo ajeno y que de él llegue a ti… es indescriptible, excitante de solo pensarlo.

Y mientras hablaba, yo no podía pensar en otra cosa que en tener su cuerpo bajo el dominio del mio. Lo veía en mi cabeza peleando, negándose a ser tomado por mí. Justo en ese momento, tenia fantasías de nosotros: yo con el rostro sangrante por culpa de sus golpes y él sangrando también, pero de entre sus piernas,  mientras yo me empujaba en su interior manchándome la piel con su sangre y mi sexo… palpitando en su interior. La fantasía terminó cuando él volvió a hablarme.

-Bueno, en ese caso no puedo decir nada. 

Si hubiera alguien siguiéndonos los pasos, mirando cada momento que pasábamos juntos y escuchando cada palabra, tal vez ahora estuviera sorprendido del  tema de nuestra conversación. De hecho, yo mismo estaba sorprendido, gratamente, de que con él todo parecía fluir como si los astros tuvieran estuvieran maniobrando el tiempo y el espacio para que ambos pudiéramos encajar. Así que después de la librería, pasaron mas cosas.

-Te imagino recibiendo… -se me escapó. Fue algo que pensé y salió disparado por mi boca antes de que pudiera evitarlo.

-¡No me imagines así! –Me contestó Ángelo casi saltando del asiento, con una expresión de sorpresa tan adorable que me dio ganas de besarle… entre otras cosas.

-¿Por qué no?

-Bueno, porque no sé qué pensarías y no me gusta que la gente imagine cosas que no puedo detectar: me gusta saber todo.

-Pues te diré, que todo lo que imagines estoy pensando es probablemente así, pero con algún añadido.
-Tampoco creo que sea muy sexy como me imaginas…

-Quien sabe… tal vez para ti no, pero para mí… bastante.

Ese día a pesar de todo, no pasó nada más allá que palabras. Nadie tocó a nadie; yo tenia cosas que hacer después de clases, él también, así después de clases simplemente cada quien se fue a lo suyo. Quiero decir, a cumplir con sus obligaciones.
17:56

Mi-tuyo




Todo tiene una mitad y todos tenemos una parte de nosotros mismo que contradice lo demás del ser. También todos tenemos una debilidad, una fuerza y también algo que es para siempre un sueño. Muchas veces es un todo en uno, pues tú eres mi todo en uno: eres mi mitad, eres la parte que hace se contradiga todo en lo que creí, por lo que luche al creerlo verdadero. Eres mi debilidad, porque tienes el poder que cortarme las alas en pleno vuelo y también eres mi fuerza, porque cuando estoy caído, en el suelo… herido, adolorido, eres el motivo por el cual me vuelvo a levantar, curo mis heridas y dejo crecer una vez mas mis alas hasta poder volar de nuevo. Pero, tu también eres mi sueño; eres tu lo que quiero alcanzar cuando vuelo, eres tu y nada mas.  En ningún lugar, a la vez en todo, la parada donde quiero llegar y detenerme. No me importa llegar roto, sangrando y menos aun llegar sano y que seas tú quien me destruyas a golpe de caricias, de besos tan venenosos como necesarios para existir, siempre que todo lo que me des lo hagas con las mismas ansias de siempre: tan desesperadas y voraces como mis ganas de saciarte. De que te sacies… saciándome.
6:43

Eternidad





Estoy convencido de que el principio tiene tu nombre. Cuando despierto veo tu rostro, muy cerca del mio, aunque no estés a mi lado en la cama. Pero sabiendo que estas en mi corazón y en mi mente no necesitas ocupar un lugar físico para saber que estas.  También sé que el principio tiene un fin y ese fin se llama como tu porque tú eres el fin. Si tu no estas no hay nada mas: nada que merezca vivirse, que tenga sentido… sin embargo existe la eternidad y está en ti, así que también tiene tu nombre; porque aunque no pueda tocarte mas con mis manos, aunque no puedas nunca mas estar en mi cama y yo no pueda besarte la piel, cada lugar que besaste, tocaste, amaste, ocupaste, lo vuelves a tocar cada vez que intento llenar el espacio vacío que dejaste al marcharte. Quisiera amor mio irme contigo a ese lugar desconocido. Quisiera amor, ¡oh vida mía! Abrazarte porque allí, es duro y frio, vacío, oscuro… pero no me queda más que continuar con mi cuerpo nuestra historia y cada te amo que escuchan mis oídos, sin importar que boca lo pronuncie… siempre será tu voz la que escuche: hasta el día en que por fin volvamos a encontrarnos.

Tu mi principio, mi final, mi eternidad…  si vivo, que sepa el mundo que lo hago por ti, porque tu corazón late aun en el mio y tu aun respiras si yo respiro por los dos.